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Observar y sentir con presencia

Cada dia, escoge a una persona de tu vida e intenta observarla como si no la hubieras visto nunca antes: el color de su pelo, de sus ojos, de sus labios; el modo en que camina, se mueve y habla. Nota sus expresiones faciales, su lenguaje corporal y su tono de voz. Prueba a leer también sus emociones y el tono de lo que siente. Cuando te hable, prestale atención como si fuera el interlocutor más fascinante que nunca hayas escuchado.

(Por la noche, escoge la persona a la que presetarás atención al día siguiente. Cuando te despiertes, intenta que la persona que has escogido sea lo primero en lo que pienses. De este modo te será más fácil tener presente el ejercicio).

Y lo más importante de todo: nota que pasa dentro de tí en la medida que observas al otro con esta actitud.

Volver al presente

En tu pasado puedes encontrar un refugio o un infierno. Podemos repasar todos los momentos dulces y de conexión que hemos experimentado o perdernos en una revisión exhaustiva de nuestros errores y pérdidas. El pasado es como una jungla en la que puede aparecer una cascada con un manantial o un nido de serpientes. Y lo que la jungla te muestra puede tener un gran impacto en lo que haces con los demás o contigo mismo. Así que, ¿qué podemos hacer con nuestro pasado? Una buena sugerencia es empezar a tratarlo como lo que es: “un lugar al que nuestra mente puede ir”. Con el ejercicio que presentaremos hoy podremos entrenar la habilidad de volver al presente cuando estamos experimentando recuerdos dolorosos que deterioran nuestro funcionamiento diario.

Empieza conectando con algún recuerdo que sea intenso y que te sea fácil de evocar. Sumérgete en él. Intenta visualizar las formas y los colores de la escena en el que sucede. Escucha los sonidos de las voces y del ambiente. Siente ese recuerdo durante un par de minutos

Ahora vuelve al presente y conecta con tus ojos con todo lo que te rodea. ¿Qué sientes en el ahora? Nota lo que ves. Nota los sonidos que te rodean, el más fuerte y el más débil, el más próximo y el más lejano. ¿Qué están tocando tus manos? Con qué cosas del mundo está tocándose tu cuerpo? Permanece en el presente durante un par de minutos.

Ahora vuelve otra vez al pasado. A cualquier recuerdo. El primero que te venga en mente. Puede ser un recuerdo sin intensidad emocional. Focaliza tu atención en el recuerdo y sumérgete en él durante un par de minutos. Y luego vuelve al presente. Nota lo que ves y lo que oyes. Nota qué te dicen tus sensaciones corporales.

Una vez hayas viajado al pasado y regresado al presente, hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Dónde sueles ir cuando vas al pasado? ¿A lugares agradables, desagradables o neutros?
  • ¿Qué es más agradable y pacífico, el pasado o el presente?
  • ¿Dónde te sientes mejor contigo mismo, en el pasado o en el presente?
  • ¿Dónde quieres estar más tiempo, en el pasado o en el presente?
  • ¿Cómo de difícil es pulsar el interruptor para regresar al presente?
  • ¿Qué crees que podría ayudarte a pulsar el interruptor para volver al presente cuando estás atrapado en el pasado?

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